¿Qué es el amor? ¿Existe en realidad nuestra media naranja, otra parte igual a nosotros que nos complementa y que nos busca? ¿Es natural el amor homosexual e igual de puro que el heterosexual? Estas preguntas no son nuevas, ya fueron del interés de los filósofos clásicos. Hoy te vamos a contestar cómo fueron resueltas hace 2500 años al aprender sobre los Andróginos.
Todo sobre los Andróginos y el amor
En el Banquete de Platón, antes de la intervención final de Sócrates en la que define el amor platónico, como ya vimos en capítulos anteriores, interviene el gran escritor de comedias clásico, Aristófanes. En esta intervención, Aristófanes va a definir qué es el amor y explicar el porqué a Eros, dios del amor, se le debería adorar más que a otros dioses. Para expresar su definición de amor, el poetas se remonta al principio de la humanidad.
En ese principio, dice Platón por boca de Aristófanes, los sexos no eran dos como hoy en día, sino que eran tres. Existía el masculino, el femenino y el andrógino (que es una mezcla de hombre y mujer). Es aquí donde comienza el mito de los andróginos.
El género humano no era físicamente como hoy en día, sino que cada persona era redonda en su totalidad, con la espalda y los costados en forma de círculo. Tenían cuatro manos y cuatro pies, y su cabeza dos rostros, con cuatro orejas. En cuanto a las partes sexuales, poseían dos órganos.
Caminaban como hoy, pero con la ventaja que podían ir en las dos direcciones.
Los tres sexos tenían la siguiente correspondencia: lo masculino era descendiente del sol, lo femenino de la tierra y lo que participaba de ambos, el andrógino, de la luna.
La fuerza de estos primeros hombres era descomunal, como también lo era su orgullo, lo que los llevó a conspirar contra los propios dioses e intentaron asaltar el propio Monte Olimpo para arrebatarles el poder, pero fueron rápidamente derrotados.
Zeus y los demás dioses decidieron darles un castigo ejemplar. Como no querían exterminarlos, pues perderían a una raza que les rendía culto, decidieron debilitarlos cortandolos en dos.
Una vez cortados en dos, el encargado de perfeccionar las divisiones fue Apolo, que tenía atribuciones médicas. Apolo volvía el rostro y, juntando la piel de todas partes en lo que ahora se llama vientre, la ataba haciendo un agujero en medio del vientre, creando el ombligo.
[Relacionado: El Banquete ¿Qué es el amor platónico?]
Así, pues, una vez que fue seccionada en dos partes la forma original, añorando cada uno su propia mitad, se juntaba con ella y rodeándose con las manos y entrelazándose unos con otros, deseosos de unirse en una sola naturaleza, permanecían unidos y morían de hambre, pues no querían separarse.
Zeus, al ver que extinguían y que no¡ podían procrear, decidió poner sus órganos sexuales en la parte delantera, de tal forma que al unirse en el abrazo pudiera el hombre reproducirse con la mujer cuando se abrazaran. Si en vez de juntarse hombre con mujer se daba otra unión, únicamente servía para saciarse y sentir placer, ya que no procreaban, por ser unión estéril.
Aristófanes prosigue diciendo que los hombres que nacen de la separación de un andrógino, prefieren por naturaleza a las mujeres. Las mujeres que nacen de los andróginos, prefieren a los hombres. Las mujeres nacidas de la separación de un ser mujer, se decantan por las mujeres. Los hombres nacidos de la separación de un ser hombre, se inclinan más por los hombres. Si se casan y tienen familia, no es porque la naturaleza los incline a ello, sino porque la ley los obliga.
Amor es, en consecuencia, el nombre para el deseo y persecución de esta integridad, del fusionarse solo en uno y volver el estado primitivo.
De esta forma también quedan justificadas y legitimadas todo tipo de relaciones amorosas, tanto homosexuales como heterexuales. Incluso parece ir Aristófanes más allá y poner como forma más perfecta de amor las relaciones homosexuales masculinas.
En conclusión, el mito del andrógino que expone Platón por boca de Aristófanes, vendría a ser lo que hoy conocemos como nuestra media naranja, el otro yo que nos falta y que nos complementa. Necesitamos el amor porque, según el mito, en un pasado fuimos un solo cuerpo… y es más, en el mito se deja abierta la puerta a que si uno es devoto de los dioses puede volver a conseguir la deseada unión en un solo cuerpo.