Su comportamiento no se puede decir que fuera moral. Robó, violó y le declaró la guerra a su propio padre, enviándolo después a los infiernos. Pero a pesar de todo eso, fue el dios más poderoso de la época clásica, el más venerado y a la vez el más temido. Hoy nos adentramos en el mundo mítico del dios Zeus.
¿Quién fue el dios Zeus?
Zeus para los griegos, o Júpiter para los romanos, a pesar de ser el rey de los dioses, no es un dios que hubiera existido desde siempre o que hubiera reinado desde siempre, como por ejemplo el dios cristiano. No, el concepto de dios en el mundo greco-romano es bien distinto. Vamos pues a empezar por el origen.
Cronos, su padre, devoraba a todos sus hijos al nacer, para evitar la profecía de que sería destronado por uno de sus progenitores. Su madre, Rea, engañó a Cronos al nacer Zeus, y en vez de darle su cuerpo para que lo devorase, le dio una piedra envuelta en pañales y puso a Zeus a salvo en el Monte Ida, donde fue criado por la cabra Amaltea.
Cuando Zeus creció hizo vomitar a su padre a sus hermanos, que eran Hera, Deméter, Hades, Poseidón y Hestia. Acto seguido, rescató a los Cíclopes y a los Hecatónquiros del Tártaro, donde había sido encerrados por Cronos, y comenzó la famosa guerra contra su padre y otros titanes por el poder del mundo. Zeus los derrotó y los encarceló en el inframundo.
Luego echó a suertes con sus hermanos Hades y Poseidón el gobierno del orbe. Hades fue agraciado con el inframundo, Poseidón con el reino de los mares, y Zeus se hizo con el poder sobre el cielo, siendo por tanto el rey más poderoso, aunque no se vio libre de rebeliones contra su propio gobierno, ya que llegó incluso a ser encadenado durante un tiempo por sus hermanos por haber actuado de forma despótica .
Zeus se casó con su hermana mayor, Hera, y tuvieron varios hijos: Ares, Hebe, Ilitía y Hefesto. Luego, debido a sus múltiples y constantes infidelidades, Zeus tuvo decenas de hijos con diosas, ninfas o mortales, entre los que podemos destacar: Deméter, las musas, Apolo, Afrodita, Atenea, Hermes, Minos, Perseo, Heracles, Argos, Tántalo, o Helena de Troya, entre otros muchos.
Gran parte de estos hijos obedecen siempre a un patrón de rapto o engaño transfo por parte de Zeus con alguna ninfa o mortal, de la cual va a nacer un hijo que se convierta en rey o gobernante, y que emparenta y asienta el culto de Zeus en el lugar. Basta citar casos como el de Minos, rey de Creta o Perseo en Micenas. Para llevar a casos sus amoríos Zeus se solía metamorfosear en diferentes animales.
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Aunque se le rendía culto por toda Grecia, tenía su templo destacado en Olimpia, donde se crearon en honor los mayores espectáculos del mundo antiguo: las Olimpiadas, que datan del 776 a.C. Se celebraban cada cuatro años. A ella acudían atletas de toda Grecia. Su importancia era tan grande que se decretaban treguas sagradas y se paraban las guerras. Los vencedores eran alabados como auténticos héroes.
En Roma tenía su principal altar en la Colina Capitolina, en un templo denominado Júpiter Óptimo Máximo. Después, se pueden encontrar templos dedicados a su culto en todas las ciudades del Imperio.
Como dios supremo velaba por el orden y la justicia en el mundo. Podía ser un dios benevolente con los justos, pero también un dios implacable y despiadado con todos aquellos que se atreviesen a desafiarlo. Podemos nombrar alguno de sus castigos más destacados:
A Prometeo, por robar el fuego a los dioses, lo castigó a que un águila le devorase el hígado por el día y le creciera por la noche.
A Tántalo, por ofrecer a los dioses un banquete con carne de su propio hijo, lo envió al Tártaro a sufrir eternamente sed y hambre mientras permanecía dentro de un río. Cada vez que se agachaba a beber cogía agua que se vertía de sus manos antes de llegar a su boca. Cuando tenía hambre, estiraba la mano para coger manzanas sabrosas de un árbol, pero las ramas se iban hacia arriba y no alcanzaba.
A Ixión, por seducir a su esposa Hera, lo castigó al Tártaro, donde fue atado con dos serpientes a una rueda de fuego que daba vueltas sin parar.
Zeus encarna la luz, las nubes y el poder del trueno y el rayo. Su representación suele ser siempre barbada, majestuoso y con rostro serio. Sus atributos principales son el cetro, la corona, el rayo, el águila, el toro y el roble.
