Durante siglos no se decía ni su nombre, bastaba con citar su epíteto, el sabio, para que todo el mundo supiera de quien se hablaba. No sólo revolucionó la historia del conocimiento, sino que en la mayoría de los casos fue él quien creó y sistematizó todo ese conocimiento. Jamás se ha vuelto a repetir una figura de su talla, un hombre que abarcó todas las áreas del saber y en todas fue máxima autoridad durante siglos. Hoy, abordamos la figura nada más y nada menos que de Aristóteles.
¿Quién fue Aristóteles?
Aristóteles nació en la ciudad macedónica de Estagira, en torno al 384 a.C.; es por ello que se le conoce como el estagirita. Sus progenitores fueron Nicómaco y Festis. Su padre fue un destacado médico y físico con gran poder en la corte del rey de Macedonia Amintas III, abuelo de Alejandro Magno. Nicómaco descendía de una prestigiosa familia con tradición médica que lo emparentaba en sus orígenes con el propio dios griego de la medicina, Asclepio.
Los primeros años de su vida estuvieron marcados por la figura paterna, con él se adentrará seguramente en el oficio de la medicina, el conocimiento del cuerpo humano y la biología.
La temprana muerte de sus padres, que acaece cuando todavía es un niño, dejará a Aristóteles bajo la tutela de su tío Proxeno, quien viendo sus dotes e inteligencia lo envía a formarse a Atenas, capital del mundo cultural por aquel entonces.
Con unos dieciocho años ingresa en la Academia de Platón, que ha sido fundada años atrás y que se alza ya con el título de mayor lugar de saber y cultura de toda Grecia. No tardará el joven Aristóteles en sobresalir en aquel lugar de sabios, donde es llamado “el lector” y en convertirse en el discípulo más aventajado del maestro Platón.
Aristóteles mantendrá siempre una gran relación de amistad con Platón y seguirá muchas de sus ideas. No obstante, Aristóteles negó el dualismo de Platón y su teoría del conocimiento, decantándose por la experiencia y el sentido común.
A la muerte de Platón, Aristóteles esperaba ocupar la dirección de la academia, pero finalmente el puesto fue para el sobrino de Platón, Espeusipo. Aristóteles, quizás defraudado, abandona Atenas, porque además por esos días había una corriente antimacedónica en la ciudad, lo que ponía en peligro su vida, ya que estaba relacionado con la familia real de la polis de Macedonia.
Se dirige entonces a Aso, en Asia Menor, donde gobernaba su amigo el tirano Hermias, que había sido también discípulo de la escuela de Platón. Allí parece que fundaron una sucursal de la Academia, y contrajo matrimonio con Pitias, que era familiar de Hermias y que será el amor de su vida. Con ella tuvo una hija, llamada Pitias, como su madre. Parece que Pitias fue una mujer culta, que ayudó a su marido en la recopilación de información de sus trabajos.
A la muerte de Pitias, Aristóteles tuvo relaciones con otra mujer, Herpilis, con la que no sabemos si llegó a casarse, porque posiblemente fuera su esclava. Con ella tuvo a su hijo Nicómaco, a quien dedicó una de sus más famosas obras: Ética para Nicómaco.
Poco después de llegar a Asia Menor, Aristóteles debe marcharse de nuevo, ya que Hermias fue hecho prisionero por los persas y murió torturado antes de revelar ningún tipo de información y faltar a los principios filosóficos.
El estagirita, que rondaba ya cera de los cuarenta años, llega Mitilene, en la isla de Lesbos, donde pasará dos o tres años junto a Teofrastro, otro amigo de la Academia, enfrascándose en trabajos sobre zoología.
En el 342 a.C., el todopoderoso rey de Macedonia, Filipo II, llama a Aristóteles a la corte para que se encargue de la tutela de su hijo Alejandro, que a la postre sería conocido como Alejandro Magno, aquel general que derrotó a los persas y sometió a sus pies a todo el mundo que le era conocido. En Macedonia también fue tutor de otros futuros reyes: Ptolomeo y Casandro.
En el 335 a.C., muerto el rey Filipo y con Alejandro en el trono, Aristóteles se establece de nuevo en Atenas y abre su propia escuela, el Liceo, como competencia directa de la Academia. El Liceo se llamó así porque estaba en las inmediaciones del templo de Apolo Licio.
El Liceo tiene un gran parecido con la Academia de Platón, pero se diferencia de él en algunos puntos: no estuvo tan interesado en cuestiones políticas, le dio menos importancia a las matemáticas, tuvo un carácter público y un fin más naturalista, enciclopedista y biológico.
Los años de Aristóteles al frente del Liceo fueron los más productivo de su vida intelectual. Por las mañanas impartía las lecciones más avanzadas a los alumnos más destacados, y por las tardes lo hacía para un público menos selecto. A este periodo pertenecen la redacción de la mayoría de sus grandes obras. Muchas de ellas eran apuntes de clase, textos realizados no para lo posteridad, sino para ser usados en sus lecciones.
A sus discípulos se los denominó peripatéticos, porque “peripatein” significa en griego “pasear, caminar” que era la forma en que Aristóteles daba las clases a sus discìpulos, mediante paseos. O bien puede deberse a que impartía las lecciones bajo un pórtico denominado de esa forma.
En el 323 a.C. Alejandro Magno, el señor de toda Grecia y de parte del mundo conocido, muere en la flor de la vida. En Atenas no tardan en levantarse corrientes contrarias a los macedonios, pues estaba sometida por ellos. Aristóteles, que era macedonio y tenía lazos muy fuertes con Alejandro y su corte, decide marcharse de la ciudad para evitar que Atenas realice el segundo gran crimen de la filosofía. El primero, como ya contamos en capítulos previos, había sido el de Sócrates.
En el año 322 a.C. en Calcis, en la isla de Eubea, de donde era su madre y tenía algunas posesiones, Aristóteles muere por causas que aún nos son desconocidas. En su testamento deja su herencia a su hijo Nicómaco y se muestra afectivo y dadivoso con parientes y esclavos.
Una vez vista su biografía, nos vamos a adentrar en sus obras, que se dividen en exotéricas y esotéricas.
La clasificación y catalogación de la obra de Aristóteles que conocemos muestra múltiples problemas. El primero es que la mayoría de ellos fueron concebidos como apuntes de clase y ni siquiera fueron escritos por él, sino por sus seguidores. A su muerte, sus libros fueron incluso ocultados bajo tierra para evitar que otros los poseyeran o se los llevarán a sus bibliotecas, de ahí un lamentable estado de conservación.
Además, con cada copia y traducción el sentido original se va alterando. Si a esto le agregamos que muchas de sus posturas no casaban con el pensamiento católico y que este modificó los textos o los expurgó para adaptarlos a su ideología, nos encontramos con un panorama muy difícil de dilucidar.
Los escritos exotéricos, con x, se refieren a los escritos que estaban hechos para ser expuestos en el exterior, ante el público en general, no experto. Su forma fundamental es el diálogo, siguiendo el estilo platónico. De estas obras poco sabemos, pues la mayoría se han perdido y sólo conservamos fragmentos. Entre ellos destacan Eudemo o Protréptico.
Los escritos internos o esotéricos, con s, estaban destinados a los alumnos del Liceo. Son los que mejor conocemos.
La clasificación de estos escritos se la debemos al gramático y filósofo Andrónico de Rodas, uno de los escolarcas del Liceo, quien en el siglo I a.C. le dio un orden sistemático para tratar de organizar mejor su legado.
Andrónico estableció en primer lugar los escritos lógicos, que son una especie de preparación para la filosofía, un instrumento del pensar conocido como Organon.
En segundo lugar encontramos los escritos sobre un saber teórico, que se estudian por el placer de saber y ampliar el conocimiento. En ellos encontramos las matemáticas, las ciencias naturales o física, y la metafísica, cuyo nombre se debe a que eran libros que estaban “más allá de los libro sobre la física” pues meta es un prefijo latino que significa “más allá” y que en este caso también coincide con la etimología de metafísica en filosofía; y que son las obras que tratan temas como el ser, el alma… es decir, que no tratan de temas que están por encima de los temas físicos.
En tercer lugar encontramos el saber práctico, que se corresponde con las obras que reflexionan sobre la cuestión social o la búsqueda del bien y la felicidad, como la política o la ética. Destacan Ética a Nicómaco, Ética a Eudemo, Gran Ética, Política o Constitución de Atenas.
En cuarto lugar encontramos un saber técnico-práctico, que está relacionado con las artes productivas, la artesanía, la creación de barcos… El estagirita incluye aquí la Retórica y la Poética.
Pues una vez trazada la vida y la obra de Aristóteles estamos preparados para adentrarnos, en los siguientes vídeos del canal, en la obra filosófica de Aristóteles. Puedes repasar si quieres algunos de los vídeos que tenemos de su maestro Platón, de Sócrates o los presocráticos.