Unos eran adorados y ensalzados como grandes artistas, otros vilipendiados como individuos de baja condición y carentes de toda honra. Siempre acompañados de sus instrumentos musicales y sus pintorescas vestimentas, los juglares se nos vienen a la mente como las figuras que ponen el colorido y la diversión en una época tradicionalmente presentada como de penurias y tinieblas. Hoy vamos a hablar de los juglares y su oficio, el mester de juglaría.
¿Qué es el Mester de juglaría?
La palabra mester significa oficio, por tanto mester de juglaría es el oficio del juglar. ¿Y qué es un juglar? Etimológicamente la palabra juglar viene de juego, y significó luego algo así como gente bromista, hombre de chanzas.
Pero lo que nosotros denominamos juglar es a una especie de artista callejero itinerante que ofrecía recitales e interpretaciones generalmente en las plazas públicas, tabernas o en casas particulares de nobles o reyes. Los juglares, han dicho algunos estudiosos, son como los medios de comunicación de la época, llevan y traen noticias, difunden los sucesos en versos en su peregrinar siempre nómada. No tienen por qué ser los autores de las obras, se limitan a interpretarlas y transmitirlas de forma oral.
Había varios tipos de juglares. Así estaba el de más alto estatus, el trovador, que componía sus propias obras y las interpretaba o daba a otros para que las interpretaran. A veces el trovador es un noble que se mueve solo en el círculo de la corte del rey, sin fines económicos. Este es el de más prestigio y en sí el único que estaba socialmente bien visto, pues el resto de los juglares suele estar asociado al vicio y son calificados como personas de mala vida.
Luego tenemos juglares que interpretan y recitan las obras de otros, los que ponen en escena obras épicas, los que cantan, los que solo hacen remedos, los que se centran en hacer malabares o juegos de magia, los que interpretan las obras de forma disparatada sin seguir ninguna regla, llamados cazurros, o incluso mujeres juglares, conocidas como soldaderas, que se dedicaban sobre todo al cante y al baile.
El juglar siempre suele actuar acompañado de un instrumento musical, por lo general una viola o zampoña.
Aunque los juglares podían tener un repertorio variado de temáticas: amor, sucesos trágicos, serranas… el que vamos a estudiar y al que más se refieren los libros de literatura es el que difundía los cantares de gesta castellanos, es decir las historias de los hechos y batallas de los grandes héroes.
[Relacionado: Mester de clerecía]
Este juglar está más asociado con un público culto y noble de la corte que con el pueblo llano. Sus poemas parecen obedecer más a momentos concretos, como festines o sobremesas en banquetes de la nobleza que al mero espectáculo de las plazas y tabernas o casas de juego, aunque es evidente que se exponían por igual ante el pueblo llano.
Es decir, el cantar de gesta encontraría su público predilecto entre los propios caballeros, que pueden empatizar y sentirse más interesados con esas temáticas, puesto que ellos eran la clase protagonista de los cantares.
Al ser de tradición oral y por lo general anónimos, los cantares de los juglares se han perdido en su mayoría.
Entre los principales exponentes del género juglaresco tenemos que destacar el Cantar del Mio Cid y el Cantar de Roncesvalles, aunque se sabe que hubo otros muchos, como el de Fernán González o el de los Infantes de Lara, hoy perdidos.
El mester de juglaría se caracteriza por emplear un tipo de estrofa con versos irregulares. Son los llamados versos anisosilábicos de estrofas o tiradas variables, separados por dos hemistiquios o cesuras. Así una estrofa puede contar con 110 versos o 20, a diferencia de las del mester de clerecía que son fijas. La rima es también irregular, predominando la asonante.
A diferencia del mester de clerecía las composiciones de juglaría no tienen un fin didáctico y moral, sino que buscan fundamentalmente entretener y divertir al público.
Los juglares viven de sus actuaciones, por ello su lenguaje debe ser sencillo, para poder ser entendidos por el público, que era casi en su totalidad analfabeto. Unas veces reciben dinero, otras comida y en otras ocasiones vestidos u otros bienes materiales.
El mester de clerecía se caracteriza por las llamadas fórmulas juglares y la disposición de un lenguaje oral enfocado a captar la atención del público mediante elementos como: apelaciones al auditorio: “escuchad lo que diré”, “Sabed”. Epítetos (el de Vivar, el que en buen hora ciñó espada), elementos cómicos y humorísticos, alternancia de tiempos verbales con gran importancia del presente histórico o uso de elementos simbólicos que están en el contexto cultural de la época, como la corneja a la diestra del Cid.