Es una de las obras cumbres de la literatura Universal en la que aún hoy quedan muchas incógnitas por aclarar. Sus personajes han fascinado a decenas de generaciones e influido de forma directa en la literatura de los siglos venideros. Pero de entre todos ellos destaca Celestina, la vieja alcahueta que le robó el protagonismo a Calisto y a Melibea. Vamos pues a analizarla.
Todo sobre La Celestina
Parece que la primera edición de la Celestina se publicó bajo el título de Comedia de Calisto y Melibea en 1499 o algún año antes, con 16 actos. Un par de años después, nuevas ediciones de la obra la ampliaron hasta 21 actos, para posteriormente agregarle incluso el llamado acto de Traso, que ya no parece pertenecer a Fernando de Rojas.
En el prólogo y en un poema que precede a la obra nos encontramos, en acróstico, el nombre del autor de la Celestina, el Bachiller Fernando de Rojas, y unas palabras suyas en las que afirma que encontró ya escrito el primer acto y decidió continuarlo al ver la calidad de la obra.
Los estudiosos no se ponen de acuerdo sobre si lo que Rojas afirma es cierto o es tan sólo un juego literario, y algunos han postulado que el autor del primer acto podría ser Rodrigo de Cota o Juan de Mena, dos escritores con gran prestigio por aquel entonces.
La cuestión del género tampoco ha puesto de acuerdo a los estudiosos. Fernando de Rojas la definió como tragicomedia, pero otros autores la han clasificado como comedia humanística o novela dialogada o dramática.
Antes de seguir profundizando en La Celestina, vamos a realizar un breve resumen para comprender mejor el argumento.
La obra comienza con el noble Calisto entrando en el huerto de Melibea detrás de un halcón que se le ha perdido. Allí se topa con Melibea, de la cual va a caer locamente enamorado.
Con la ayuda de su criado Sempronio va a entrar en contacto con la alcahueta y hechicera Celestina. Su otro criado, Pármeno, se va a oponer en un principio, pero terminará cediendo ante el desvarío de Calisto y la propuesta carnal que le hace Celestina, ofreciéndole los placeres de Areúsa.
Celestina, que ve la posibilidad de obtener gran ganancia, se muestra diligente y va a visitar a Melibea para ver si es viable su amor con Calisto. Melibea se muestra muy reacia al nombrarle Celestina a Calisto, al que califica de loco, pero la astucia de la vieja lleva la conversación al ámbito religioso y le dice que lo que Calisto requiere de ella es un cordón milagroso que ha tocado reliquias en Roma y Jerusalén con el que podrá sanar su dolor de muelas.
[Relacionado: Gonzalo de Berceo]
Con el cordón en mano, Celestina se dirige donde Calisto y le da esperanzas de amor. Celestina se llevará el cordón para su casa, utilizándolo para uno de sus conjuros de amor, que será el que haga que Melibea se enamore de Calisto, aunque otra lectura puede sugerir que ya estaba enamorada de él.
A la par, Pármeno y Sempronio mantienen una relación con las dos ahijadas o prostitutas que viven y trabajan en casa de Celestina, Areúsa y Elicia. Los dos criados esperan también obtener una buena parte del pago que Calisto le haga a Celestina.
La segunda visita de Celestina a casa de Melibea se produce a petición de la propia Melibea, por intermediación de su criada, Lucrecia. Tras un leve conato de resistencia, Melibea cede ante las palabras de la vieja alcahueta y muestra su amor por Calisto, acordando una cita a medianoche en las puertas de su jardín.
Celestina va con las noticias a Calisto, que le da en pago de sus labores una cadena de oro.
Calisto acude, acompañado de sus dos criados, al encuentro con Melibea, y se citan dentro de las tapias para la siguiente noche.
Después de este encuentro, Pármeno y Sempronio se dirigen a casa de Celestina a reclamar parte de los beneficios del negocio. La vieja se niega a compartir las ganancias y tras varias amenazas terminan matándola. La justicia acude rápido y prende a Pármeno y Sempronio y tras ajusticiarlos los decapita en la plaza pública.
Sosia y Tristán, otros dos criados de Calisto, le llevan la trágica noticia a su amo y este se lamenta profundamente, pero no cesará en su empeño de gozar de Melibea y seguirá contándose con ella.
Areúsa y Elicia, que se han visto sin el amparo de Celestina y sus dos amigos, quiere cobrarse la venganza. Para ello, primeramente, Areúsa traba amistad con Sosia, criado de Calisto, al cual sonsaca la información de cuándo y dónde son las citas nocturnas. Luego, acude junto a Elicia al rufián Centurio para que mate a Calisto mientras está en el jardín con Melibea.
Centurio, un fanfarrón cobarde, acude con sus hombres y arman algo de ruido, enfrentándose brevemente con los dos jóvenes criados de Calisto. Calisto, que escucha la pugna, acude presto a la ayuda de sus jóvenes sirvientes, con tal mala fortuna que resbala por la escala que usaba para subir al jardín de Melibea y muere al golpear con el suelo.
Melibea, que contempla el suceso, herida de dolor, entra en una profunda depresión y se sube a una torre desde donde cuenta a su padre lo sucedido y luego se arroja de ella, muriendo en el acto.
Pleberio, que estaba planeando el casamiento de su hija y la creía virgen, realiza un profundo lamento o planto que pone fin a la obra.
Una vez realizado el resumen vamos a hablar un poco de los personajes.
Aunque los protagonistas son Calisto y Melibea, la personalidad de la vieja Celestina ha sido la que le ha dado mayor fama a la obra, hasta tal punto de apropiarse el propio nombre de la obra.
Celestina tiene como antecedente literario la vieja trotaconventos del Arcipreste de Hita, pero el personaje de Rojas va mucho más allá. Celestina había sido prostituta en su juventud, pero la edad la ha condenado a ser la regente de un burdel menor y a tenerse que ganar la vida de mil maneras: era costurera, perfumera, maestra de hacer afeites, alcahueta, vendedora de hilado, hechicera y hacedora de virgos, entre otros muchos oficios.
Con la excusa de la venta de hilado y de los productos de que dispone conseguía acceder a las casas para llevar a cabo su función de mediadora en las relaciones amorosas, pues en esta época las mujeres en edad de casarse no tenían apenas oportunidades de estar solas en la calle para poder relacionarse con los hombres.
Celestina es además un personaje de gran psicología, que con su saber, brujería y experiencia es capaz de manipular a cuantos le rodean. Pero peca la vieja de avaricia, cualidad que va a hacer que termine siendo asesinada por no querer compartir las ganancias con Pármeno y Sempronio.
Su lenguaje, que es en cierto modo el que la hace atractiva, no es acorde con su condición social. Sus palabras están cargadas de poesía, retórica y de sentencias.
Calisto es un joven noble de unos 23 años que al contemplar a Melibea se ve preso del fuego de amor. Su locura amorosa y su deseo por gozar de Melibea lo hacen ser incauto y recurrir a cualquier medio con el fin de conseguir su propósito. No es su egoísmo material, pues no tiene reparos en darle a Celestina una gran suma, sino espiritual, como se deduce tras el asesinato de sus dos criados. No obstante, morirá por acudir a socorrer a sus otros dos criados, Tristán y Sosia.
Algunos autores han señalado que Calisto es un personaje que parodia al amor cortés, puesto que rompe las reglas al seguir el dictado del carpe diem y gozar de Melibea, muriendo de forma paródica en una especie de justicia poética.
Melibea es una joven de unos 20 años perteneciente a una familia muy rica. Al inicio de la obra rechaza tajantemente a Calisto y se muestra como cualquier mujer de su condición. Luego, seguramente por el hechizo de Celestina, se debatirá internamente sobre el concepto del amor y la represión de la mujer, cediendo a los placeres carnales y entregándose al goce de Calisto. La muerte de su amado y la pérdida de la honra solo le dejan una única salida social válida: el suicidio.
Pármeno y Sempronio cumplen el estereotipo de criados falsos y egoístas que miran por sí y no por su señor. Hay que decir que Pármeno sufre una evolución psicológica, pues al principio se muestra fiel y rechaza las artes de Celestina, a quien conoce por haber sido compañera de fechorías de su madre, pero tras ser criticado por Calisto y ver el ofrecimiento que Celestina le hace con Areusa, termina por ceder. Por su mala conducta y tras asesinar a la vieja alcahueta terminan siendo decapitados por la justicia.
Lucrecia es la criada de Melibea. Hace de mediadora entre su señora y Celestina y es confidente sus encuentros, sintiendo a la par deseo amoroso con Calisto cuando lo ve gozar con Melibea.
Areúsa y Elicia son dos prostitutas que viven en casa Celestina, quien le proporciona la clientela y las encauza a sus relaciones con Pármeno y Sempronio. Tras el asesinato de la alcahueta quedan sin amparo, por lo que traman la venganza que desencadena el trágico final. Su odio a Melibea por pertenecer a otra condición social también es manifiesto.
Los padres de Melibea, Alisa y Pleberio, muestran cómo eran las relaciones entre padres e hijos en esas fechas. Ellos son quienes deciden el matrimonio de su hija según sus intereses sociales y económicos. La libertad de elección es inexistente y los jóvenes tienen que someterse al capricho de sus progenitores.
En cuanto a la intención de la obra los estudiosos tampoco se ponen de acuerdo. Se han debatido las siguientes posturas:
Intención moral cristiana, enfocada contra el amor cortés, el loco amor, los falsos criados o el goce amoroso.
Intención filosófica: catalogando a la obra como existencialista pesimista, fruto del carácter converso de su autor.
También parece encajar en otras corrientes filosóficas como la epicureísta o la estoica.
Intencionalidad crítica hacia la sociedad.
O intención puramente estética, donde lo moral y lo filosófico quedan sometido a la intención artística del autor.
Pues hasta aquí amigos nuestro repaso por la Celestina. Si aún no has leído esta obra te recomiendo que no lo dejes para mañana, pues lo que hemos contado en este vídeo es solo una milésima parte de la riqueza que encontrarás entre sus páginas.