Vivió por y para la literatura, inmerso siempre en un universo personal que le servía de refugio ante un mundo que no lo comprendía y no estaba a la altura de su sensibilidad artística. Es sin duda una de las voces poéticas más destacadas de la historia de la literatura en castellano y de la Generación del 27. Hoy vamos a acercarnos a la figura de Luis Cernuda.
¿Quién fue Luis Cernuda?
Luis Cernuda nació en Sevilla en 1902. La infancia estará marcada por la condición de militar de su padre, recibiendo una educación muy estricta. El interés por la poesía le llega cuando apenas es un niño, siendo el poeta de su ciudad Gustavo Adolfo Bécquer una de sus primeras lecturas y gran influencia futura.
Una de las fechas claves es 1919, cuando se matricula en Derecho en la Universidad de Sevilla y traba amistad con uno de sus profesores, el también poeta de la Generación del 27 Pedro Salinas. Después de realizar el servicio Militar terminará su licenciatura en Derecho.
Publicará sus primeros poemas en la revista que dirige el filósofo Ortega y Gasset, Revista de Occidente y después colaborará, entre otras, con Litoral la revista de fundada por otro poeta de la Generación del 27, Manuel Altolaguirre y su mujer Concha Méndez, con los que mantendrá una estrecha relación a lo largo de su vida. Será Altolaguirre también quien publique en su imprenta su primer libro en 1927, Perfil del Aire, que no fue bien acogido por la crítica, entre ellos Juan Ramón y el propio Salinas.
1927 también es el año famoso que da nombre a la Generación del 27 por la celebración del tercer aniversario de la muerte de Góngora en el Ateneo de Sevilla. Aunque no figura en las fotos, Cernuda estuvo presente en el homenaje como invitado, aunque no como participante directo.
En 1928, tras la muerte de su madre, abandona Sevilla para siempre y recalará en París, donde obtiene un lectorado en la Universidad de Toulouse, en el que pasará un año.
Luego retorna a Madrid, donde trabajará unos años como empleado en una librería. Allí frecuentará algunas tertulias en compañía de Lorca y Aleixandre.
En estas fechas conocerá a Serafín Fernández Ferro de quien se enamora profundamente y a quien va a dedicar, por ser la causa de su inspiración y sentimientos, sus libros Donde habite el olvido y Los placeres prohibidos. La relación según narra Vicente Aleixandre fue por interés económico por parte de Serafín, pero de amor profundo por parte de Cernuda.
Con la llegada de la República Cernuda se involucra en las llamadas Misiones pedagógicas, recorriendo los pueblos de Castilla y Andalucía. En 1936 participa en el homenaje a Valle-Inclán y publica la primera edición de su obra poética completa con el título de La realidad y el deseo.
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Con la llegada de la Guerra Civil se alista en el bando republicano. Pasará los primeros meses en la Sierra de Guadarrama de Madrid y luego será trasladado a Valencia, lugar en el que conocerá a Octavio Paz en el II Congreso de Intelectuales Antifascista y donde publicará su Elegía a García Lorca.
Entre 1938 y 1947 desarrolla una importante etapa en el Reino Unido, lugar en el que desarrollará una amplia labor crítica y literaria, trabajando en varias Universidades y llegando a traducir al castellano a autores como Shakespeare.
En 1947 se inicia un periplo de cinco años por los Estados Unidos, donde trabajará como profesor de literatura en un colegio de Massachusetts.
En 1952 marcha a México, donde se asentará definitivamente. Allí se enamoró profundamente de Salvador Alighieri, un joven fisicoculturista que conoció en un gimnasio, casi 30 años menor que él, con el que tuvo una profunda relación de amistad y amor espiritual, pero con el que nunca mantuvo relaciones sexuales. Para él escribió los famosos 16 poemas para un cuerpo.
En México volverá a reencontrarse con amigos como Octavio Paz, Concha Méndez o Altolaguirre.
Luis Cernuda muere el cinco de noviembre de 1963, siendo enterrado en el Panteón Jardín, el principal cementerio de México, donde aún reposan sus restos.
Cernuda fue un hombre introvertido, tímido, melancólico, volcado en su mundo personal y contemplativo, de gran sensibilidad humana y artística. El mismo se definió como un “naipe cuya baraja se ha perdido”. Nunca negó su condición de homosexualidad en un mundo que oprimía al homosexual, lo llevó con dignidad y sin alardear o lamentarse por ello.
Una vez trazadas las líneas generales de su biografía, vamos a entrar de lleno en su poesía.
Las dos palabras claves para entender su poesía son las que dan título a su obra completa desde 1936: La realidad y el deseo.
El poeta vive deseando, el deseo es lo que le da sentido a la vida. Cuando el deseo se cumple se produce lo real y luego se vuelve de nuevo a desear, pues la realidad es efímera. Así, su poesía, como su vida, se basa en la antítesis realidad-deseo.
Otro concepto clave de su poesía es la soledad. Cernuda se identifica con el genio maldito romántico, como el alemán Holderlin, al que tradujo, o su paisano Bécquer, por el que se inició en la poesía. Como ellos vive en soledad, en una especie de marginación social, inmerso en un universo interior hecho de poesía y belleza que muy pocos entienden y en el que se siente una divinidad creadora que se frustra al contacto con el exterior, que en muchos casos se corresponde con el mundo burgués en el que habita.
El deseo y la disconformidad con la realidad que lo circunda lo llevan continuamente a una evasión a paisajes como la infancia, los tan en boga paraísos perdidos, la naturaleza idealizada con la que desea la fusión o incluso el regreso a la patria perdida en el largo exilio.
Pero el tema primordial de su obra es el amor. La realidad y el deseo giran en torno a este concepto. La crítica ha diferenciado varios tipos de amor. Así encontramos un amor literario, intelectual, sin experiencia física, como por ejemplo el de los Placeres Prohibidos. Otro tipo de amor relacionado con la frustración y el dolor, como en Donde habite el olvido. Un amor feliz, pero de corta duración, como se aprecia en Poemas del Cuerpo. Y hay también un amor de la contemplación, del placer estético de la belleza.
Aunque la poesía de Luis Cernuda no tiene un carácter evolutivo claro y debe entenderse como una especie de autobiografía espiritual, podemos dividir, para un mejor estudio, la obra en cuatro etapas siguiendo el modelo de Octavio Paz, amigo personal, custodio y gran difusor de la obra de Cernuda en Hispanoamérica.
Una primera etapa de aprendizaje (1924-1928). El poemario Primeras poesías expresa la soledad del poeta ante la naturaleza, mientras que Égloga, elegía, oda (1928) supone el descubrimiento del amor insatisfecho y un homenaje a los clásicos españoles, así como la búsqueda de la poesía pura.
Una segunda etapa de juventud (1929-1935). Destaca la influencia del surrealismo, el amor al propio amor y la rebeldía. El surrealismo queda patente en Un río, un amor (1929). En Los placeres prohibidos hay un carácter abiertamente homosexual. En Donde habite encontramos un cierto abandono del surrealismo anterior y la expresión íntima del desamor.
La tercera etapa, de madurez, comienza con el poemario Las nubes de 1940 y abarca hasta 1956. Aquí son fundamentales la huella de la Guerra Civil española y de la poesía inglesa. De esta etapa podemos destacar Como quien espera el alba, Vivir sin estar viviendo o Con las horas contadas.
La última etapa, de plenitud, 1956-1962, comprende el periodo mexicano, con obras como Con las horas contadas o Desolación de la quimera (1962). Predomina el concepto y la idea sobre la musicalidad y el ritmo, así como un homenaje a sus escritores más amados.
En cuanto a la métrica podemos observar la importancia de la métrica clásica, que alterna con el verso libre, tan propio de la etapa del surrealista. La importancia del encabalgamiento también ha sido subrayada por la crítica.
Pues hasta aquí amigos nuestro repaso de hoy por la literatura. Recuerda que tenemos cientos de artículos culturales en el canal para seguir aprendiendo.