Nació mortal, pero pronto su sapiencia y el manejo de sus artes lo convertirían en dios y sería adorado por toda Grecia, extendiéndose su culto hasta Roma e incluso hasta Egipto. Creó remedios medicinales desconocidos, sanó enfermos incurables y llegó a especializarse en resucitar a los muertos. Hoy, vamos a conocer la mágica figura del dios Asclepio.
¿Quién fue Asclepio o Esculapio?
Asclepio para los griegos o Esculapio para los romanos, era hijo del dios Apolo y de la hija del rey de los lapitas, la princesa Coronis, por tanto una mortal.
Apolo, dios del sol, se había enamorado de ella y, transformado en cisne, la había dejado en cintas. Pero Coronis, le fue infiel con un joven tesalio. Apolo fue advertido del suceso por un cuervo o una corneja, pájaro de color blanco hasta entonces, pero que el dios transformó en negro por haberle llevado tal suceso. Desde entonces el ver este animal es sinónimo de mal agüero.
Encolerizado por la infidelidad de Coronis, el dios Apolo le dio muerte, sacando de su vientre la criatura que llevaba, Asclepio. Otras fuentes apuntan que su madre lo parió secretamente en el monte Titheo y fue alimentado por una cabra del pastor Aresthana. Incluso existen otras versiones que lo hacen nacer con forma de serpiente de un huevo de corneja.
Asclepio, huérfano de madre, fue entregado por Apolo al famoso centauro Quirón para que lo criase en su cueva el monte Pelión. Quirón lo introdujo en el mundo de las artes y la medicina, mostrándose el discípulo como que supera al maestro en el manejo de las hierbas curativas.
Además de su inigualable educación, Asclepio recibió de su tía Atenea un gran regalo: dos vasijas con la sangre de la Gorgona. Una contenía sangre envenenada para poder causal el mal a quien entrara en contacto con ella, y la otra una pócima que podía resucitar a los muertos.
Cuando Asclepio creció se dedicó por completo a la medicina, ganando pronto gran fama por toda Grecia por su saber y sapiencia. A esto hay que unirle sus dotes mágicas para la resurrección de los muertos, como por ejemplo a Glauco, Capaneo o el famoso Hipólito.
Zeus, que era su abuelo paterno, entró en cólera al conocer las prácticas de Asclepio. Si este seguía resucitando a los muertos, el orden del mundo podría entrar en el caos, por lo que bajó en su búsqueda y lo fulminó con su rayo.
Cuando su padre Apolo se enteró de su muerte, se vengó de Zeus, matando a los Cíclopes, quien le habían regalado el rayo con que había dado muerte a su vástago.
Al morir, Asclepio fue ascendido a los cielos y convertido en la constelación Serpentario.
Asclepio se casó con Epione y de ellos nacieron varios descendientes que fueron famosos en el campo de la medicina: Polidario y Macaón, médicos griegos que combatieron en la guerra de Troya y curaron a Filoctetes, Higia, Yaso o Panacea, el remedio contra todo mal.
A Asclepio se le rindió culto por toda Grecia y Roma. Entre sus santuarios más destacados podemos citar Lebón, Cos, Esmirna, Atenas, Delfos, Pérgamo o la Isla Tiberina en Roma, donde fue acogido después de las epidemias de peste del siglo III aC. Pero el más famoso de todos ellos fue el de Epidauro, por considerarse lugar natal del dios.
En ellos había varias dependencias, entre las que se encontraban piscinas para baños, salas para ejercicios físicos y habitaciones para dormir, donde parece que el dios se aparecía o daba a través del sueño ciertas indicaciones al enfermo que luego eran interpretadas por los sacerdotes, quienes prescribían finalmente un tratamiento.
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En estos templos destaca el uso de serpientes no venenosas como parte del ritual curativo, las llamadas serpientes esculapias. En algunos templos hay constancia de que también se usaban perros, que lamían algunas heridas por considerar su saliva curativa.
Estos centros se convirtieron en grandes centros de peregrinaje y muchos de ellos gozaron de grandes riquezas y tesoros. En ellos también se establecieron escuelas de medicina y se avanzó en el tratamiento y conocimiento de enfermedades. Por ejemplo, el famoso médico Hipócrates se formó en el Asclepeion de Cos.
Asclepio suele ser representado barbado y en majestad, como gran parte de los dioses principales griegos. Su rostro es amable. Su identificativo fundamental es que porta una vara sobre la que hay enrollada una serpiente. Suele aparecer junto a èl un gallo, como símbolo de la vigilancia y la prudencia.
