Los griegos denominaban Hades al infierno o inframundo, porque ella era la casa, la morada donde habitaba el dios que lleva su mismo nombre. Los romanos lo conocieron como Plutón. Hoy, nos embarcamos en un lúgubre viaje hacia las entrañas mismas de la tierra.
Hades, que posiblemente significa en griego el invisible, pertenecía a la familia de los primeros dioses olímpicos. Sus padres fueron los titanes Cronos y Rea y sus hermanos Zeus, Poseidón, Deméter, Hestia y Hera.
Su padre, Cronos, gobernaba el mundo con mano cruel y devoraba a todos sus hijos para evitar la profecía que le había hecho Urano. Esta profecía consistía en que sería derrocado por sus propios hijos.
Para evitar que esto sucediera, Cronos los devoraba nada más nacer. Y así sucedió con Hades, que fue engullido por Cronos nada más ver la luz del mundo. Pero su madre, Rea, consiguió salvar a uno de sus hermanos dándole una piedra envuelta en pañales a Cronos en vez del cuerpo recién nacido de su hijo Zeus. Rea escondió a Zeus en el Monte Ida, donde fue criado por la cabra Amaltea.
Cuando Zeus creció, y con la ayuda de Metis, consiguió resucitar a sus hermanos mediante una pócima mágica que hizo tomar a su padre. Al ingerirla, Cronos vomitó los cuerpos vivos de los hijos que otrora había devorado. Entre esos hijos estaba nuestro protagonista, Hades, del que podría decirse que vino por segunda vez al mundo
Junto a sus hermanos Zeus y Poseidón combatió Hades entonces a su padre y al resto de los titanes, en un cruento combate por el dominio del orbe.
Hades se convirtió en el dios del inframundo
Una vez derrotados los titanes, los tres hermanos echaron a suerte los territorios del orbe. Zeus se quedó con el poder del cielo, Poseidón con el del mar y Hades aceptó el gobierno del inframundo, región en la que habitaban las almas después de alcanzar la muerte y que comprende todo lo que está debajo de la tierra.
Una vez instalado en el trono del mundo subterráneo, Hades necesitaba una consorte que reinara a su lado. La elegida fue su sobrina Perséfone, a la que raptó del mundo de los vivos para gran desconsuelo de su madre, Deméter, cuyo mito hemos tratado ya en este canal.
Hades es representado con cabello oscuro, rostro serio y barba poblada. A veces aparece sentado en su trono de ébano. Entre sus atributos más significativos encontramos el casco que le regalaron los cíclopes y que lo hacía invisible, un cetro de dos puntas que era conductor de almas, el ciprés, el narciso, huesos y el can cerbero de tres cabezas a sus pies.
Aunque era el Dios del infierno y era tan temido que los mortales no se atrevían a pronunciar su nombre, no se le puede atribuir un carácter de maldad o crueldad como al diablo cristiano, sino que es más bien un dios justo e impasible que hace cumplir los designios inflexibles de la muerte.
Eso sí, se mostraba despiadado contra todo aquél que osase escapar de sus dominios y tratara de volver al mundo de los vivos.
Pues hasta aquí, amigos, nuestra bajada de hoy a los infiernos, en próximas entregas volveremos con más entregas del mundo del saber y la cultura. Recuerda, que si aún no has visto el episiodio de Caronte en el canal puedes hacerlo ahora, pues él era el barquero que transportaba a los vivos hasta el reino de Hades.